¿Te cuesta domar la lengua? ¿Ya sabes qué hacer para domar tu lengua y no perjudicar a los que están a tu alrededor? Si quieres profundizar más acerca de este tema, te invito a leer la cápsula divina de hoy. Para ello, vamos a leer Santiago 3:5-6
5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
¿Qué es la lengua?
La lengua es un órgano muscular ubicado en la cavidad de la boca, útil para modular los sonidos, deglutir y gustar. Además, es un miembro pequeño del cuerpo, pero se jacta de grandes cosas.
Te has preguntado, ¿de qué forma está afectando tu ejemplo a quienes guías? Es muy importante examinar las palabras que dices como las que no dices. Hablar de manera adecuada no es solo decir lo correcto en el momento oportuno, también incluye saber controlar tu lengua y evitar decir lo que no debes.
Usar las palabras incorrectamente
Usar las palabras de forma incorrecta es muy fácil si te cuesta refrenar la lengua. Un ejemplo del uso incorrecto de la lengua, incluye menospreciar a otros, la murmuración, la exageración, la enseñanza falsa, la mentira y las acusaciones.
Si te cuesta refrenar la lengua, puedes hacer este ejercicio antes de hablar, pregúntate: ¿Es cierto lo que voy a decir, es agradable y necesario?
A todos en algún momento nos ha pasado que decimos una cosa que no debimos decir, y terminamos afectando a todos los que están a nuestro alrededor. Por ello, Santiago hace la comparación del daño que puede causar la lengua con una llama de fuego.
¿Qué puede causar la lengua sin control?
Si no se controla la lengua puede causar un terrible daño. Satanás usa la lengua con el fin de dividir a las personas y causar enfrentamientos.
Las palabras aborrecibles y ociosas son peligrosas porque se esparcen con rapidez causando destrucción y nadie puede detener los resultados una vez que se han pronunciado. De allí, que es importante tener cuidado con lo que dices, piensa que más tarde no podrás disculparte, ya que el daño permanece.
Mejor no hables si estás enojado
Las palabras expresadas con enojo pueden destruir una relación que necesitó años para establecerse. Antes de hablar, ten en cuenta que las palabras son como el fuego, que no se les puede controlar ni tampoco se puede anular el prejuicio que puede causar.
Nota: ¿Es posible controlar la lengua?
A pesar de que Santiago 3:8 menciona que: ningún hombre puede domar la lengua, debido a que es un mal que no puede ser refrenado, así que, es posible controlarla descubriendo los peligros que pueden provocar nuestras palabras. Mejor es combatir un fuego que ir prendiendo otros. Ten en cuenta que nos estamos enfrentando al fuego de nuestra lengua en nuestras propias fuerzas.
Es el Espíritu Santo quien nos dará mayor poder para controlar y supervisar lo que decimos, para que cuando seamos ofendidos, recordemos el amor de Dios y no reaccionemos de forma vengativa. Si eres criticado, el Espíritu Santo sanará tus heridas para que no respondas de manera violenta con tus palabras.
Si no sabes cómo controlar tu lengua pide ayuda al Espíritu Santo que purifique tu corazón y te dé dominio propio de modo que puedas decir las palabras que agraden a Dios.
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