La humildad abre puertas, el orgullo las cierra
¿Sabías que la humildad abre puertas? ¿Reconoces tus errores o siempre te justificas? ¿Conoces a muchas personas que compiten por ser aplaudidas y vistas? ¿Crees que mucha gente está centrada en su "yo" y viven llenan de arrogancia? ¿Qué crees que Dios piensa de las personas altivas? Si quieres aprender más de este tema te invito a leer la cápsula divina de hoy. 💊
6 Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde,
Mas al altivo mira de lejos.
Salmos 138:6 [RV60]
Vivimos en una sociedad que premia la imagen, la arrogancia "disfrazada" de seguridad, y el querer aparentar tenerlo todo bajo control. Por ejemplo, las redes sociales enseñan a las personas a proyectar éxito, pero bajo un mundo de apariencia y engaño.
Dios no se guía por los seguidores que tengas, ni por tus títulos, ni de apariencias. Dios se acerca a los que se rinden con sinceridad, a los que no compiten sino que sirven, a los que reconocen su necesidad.
¡Dios no se impresiona de la grandeza humana, se acerca al que es humilde!
¿Qué es la humildad?
La humildad es reconocer que sin Dios no somos nada, y que necesitamos su ayuda y su guía cada día. La humildad no se trata de pensar menos de ti, sino pensar menos en ti y más en los demás.
Todo lo contrario a la humildad es la altivez, el altivo se cree superior, es autosuficiente, desprecia la corrección y no tiene la capacidad de reconocer sus erroes, y aunque parezca que va en alto, Dios lo mira de lejos.
Diferencias entre humildad y altivez
El humilde progresa en silencio, mientras que el altivo se queda estancado sin saberlo. Un ejemplo de una persona altiva, es un joven que no admite consejos. Cree que todo lo sabe y no escucha ni a sus padres ni a Dios. Sin embargo, el humilde se deja enseñar, pide sabiduría y crece con cada corrección.
En las relaciones interpersonales también se evidencia la altivez. Por ejemplo, en un conflicto familiar el orgulloso espera que el otro cambie primero. Mientras que el humilde da paso al perdón aún sin tener la culpa.
Una persona altiva suele compararse, juzgar, humillar a otros o distanciarse. Mientras que el humilde busca paz, perdona, reconoce sus errores y pide perdón.
La altivez en la vida espiritual; se observa que la persona ora poco o nada, no siente la necesidad de Dios y cree que puede con todo. Mientras que el humilde se mantiene en oración porque sabe que sin Dios nada puede hacer y cuando lee la Palabra lo hace por dependencia no por costumbre. El humilde toca el corazón de Dios porque sabe que necesita su gracia cada día.
Dios busca personas moldeables, no perfectas
¿Sabías que Dios no busca personas perfectas sino moldeables? Dios está cerca de personas que demuestran su pequeñez, porque cuando somos humildes dejamos que Dios crezca en nosotros. Cuando Dios crece en nuestras vidas somos transformados y tenemos relaciones sanas.
Finalmente, reflexiona en esta enseñanza y responde estas preguntas: ¿Reconozco mis errores o siempre me justifico? ¿Cómo reacciono cuando me corrigen? ¿Me creo mejor que otros por lo que tengo o por lo que sé?
Si crees que esta enseñanza puede ayudar a otros no olvides compartir. También te invito a seguirme y a dejar tus comentarios.
¡La humildad te acerca más a Dios!
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